domingo, 5 de mayo de 2013

La riña en la Asamblea Nacional como consecuencia de la polarización política que vive Venezuela

Un análisis de lo que verdaderamente debería importar sobre los acontecimientos ocurridos en la Asamblea Nacional de Venezuela, sin hacerle caso a comentarios como ¿Viste como son esos fascistas? se la pasan hablando de violencia y son los primeros que la provocan o ¿Viste como golpearon a María Corina? creo que la mandaron al hospital. 




Contexto reciente

Las Asambleas son recintos en donde se reúnen los representantes del pueblo para discutir, legislar y aprobar normas jurídicas que regulan el desenvolvimiento de una sociedad, de acuerdo a la autoridad que les otorga el poder legislativo.

El acontecer político venezolano de los últimos años ha conllevado a la conformación de dos grandes agrupaciones políticas con intereses contrapuestos. Por un lado, los partidos y movimientos políticos que respaldan al gobierno, los cuales poseen una tendencia izquierdista, socialista y revolucionaria, por el otro, los partidos y movimientos políticos de oposición, en donde conviven corrientes de pensamiento más diversas que van desde el nacionalismo hasta el marxismo-leninismo.

Ambas agrupaciones vienen protagonizando una lucha por el poder que se ha agudizado con el pasar del tiempo. Esta situación ha permeado a medios de comunicación, empresas, sindicatos e inclusive a los mismos ciudadanos que han tomado posición para apoyar a un bando u otro. En consecuencia, la Asamblea Nacional como órgano donde confluyen todas las ideas, no podía escapar de esa realidad.

La composición actual de la Asamblea Nacional de Venezuela nos indica el nivel de polarización que existe en el país. La bancada oficialista (liderada por el PSUV) posee 95 diputados, la bancada opositora (liderada por la MUD) posee 65 diputados, mientras que la cantidad de representantes independientes o disidentes de los dos grandes bloques apenas llega a 5 diputados.

La confrontación y la violencia

El martes 30 de abril, día pautado de sesión en la Asamblea Nacional, inició con un retraso de varias horas (cuestión que ya ha sucedido anteriormente), debido a una reunión que mantenían los diputados del bloque oficialista con la directiva de la Asamblea. Estas horas de retraso fueron de gran expectativa para los diputados de oposición ya que, esperaban una respuesta concreta acerca de la situación irregular que limita su participación en las discusiones parlamentarias.

Luego de haber iniciado la sesión, los diputados del bloque opositor comenzaron a mostrar una actitud de protesta debido a que sus curules no tenían micrófonos, y por ende, no podían participar en la discusión de créditos adicionales que se estaba llevando a cabo, y tomando en cuenta el recrudecimiento de la posición de la directiva de la Asamblea (apoyada por el bloque oficialista) de retener el sueldo de los parlamentarios opositores, generaron un comportamiento de rebeldía que culminó en violencia.

Algunos diputados del bloque opositor se acercaron a la directiva de la Asamblea para reclamar sobre la situación, pero al no recibir una respuesta sensata (un diálogo sereno, por ejemplo), se recurrió a los insultos e improperios que fueron interpretados por la bancada oficialista como un saboteo o entorpecimiento del desarrollo de la sesión, en ese sentido, diputados de ambas tendencias terminaron formando una trifulca que terminó con varios heridos, pero sobretodo, dejó una sensación de intolerancia y terquedad que sólo se compara con la vergüenza.

Interpretación del conflicto

Ese mismo día, horas más tarde, los diputados de la bancada opositora Ismael García y Julio Borges acudieron al canal Globovisión para dar su versión de los hechos. Ambos tuvieron un discurso enfocado en transmitir dos cuestiones fundamentales: que la negación al derecho de palabra y la retención del salario son mecanismos irregulares, y que la bancada oficialista generó la violencia de la cual ellos fueron víctimas. Todo esto con el impacto de las imágenes que transmitía la cara golpeada de Borges.

También hicieron mención, para reafirmar su discurso, a todos los demás diputados que fueron agredidos en la trifulca. Comentaron acerca de la situación de María Corina Machado, Dinorah Figuera, entre otros. Mientras que a través de las redes sociales se difundían videos de corta duración, en los que se mostraban directamente las agresiones sobre los diputados de oposición.

Por el otro lado, tenemos la versión que ofrece el diputado Pedro Carreño en su condición de jefe de la bancada oficialista, la cual es transmitida por todos los medios de comunicación públicos (de acuerdo con la plataforma del SIBCI). Su discurso se dirigió a condenar los hechos de violencia que, desde su perspectiva, fueron generados por el bloque opositor, así como también dejar en claro que según el artículo 76 del Reglamento de Interior y de Debate de la Asamblea Nacional, la directiva del órgano legislativo puede negar el derecho de palabra a un diputado cuando éste impida el normal desenvolvimiento de la sesión.

De igual forma señaló que diputados oficialistas también fueron agredidos, entre ellos Odalys Monzón. Posteriormente, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, realizó declaraciones en las que afirmó que "La violencia en la Asamblea Nacional fue un montaje preparado por los diputados Julio Borges e Ismael García". Es decir, trató de evitar el tema de fondo (la irregular situación parlamentaria) para hacer énfasis en la situación coyuntural de violencia.

Reflexiones finales

Los mecanismos de presión que ha utilizado la directiva de la Asamblea Nacional para intentar que el bloque opositor reconozca los resultados electorales del 14 de abril no han sido, desde mi punto de vista, los más eficaces. La imperiosa necesidad de legitimar al Presidente Nicolás Maduro, y con él, a todas las instituciones del Estado no puede dirigirse con arbitrariedad y soberbia, sino más bien, con habilidad y estrategia política para evitar situaciones como la descrita en las líneas anteriores que terminan perjudicando al propio gobierno.

Negar el derecho de palabra a los diputados opositores para que reconozcan a Nicolás Maduro como Presidente de la República, lejos de alcanzar ese objetivo termina generando un ambiente de descontento propicio para la violencia y la rebeldía. Además, la población que votó por los diputados del bloque opositor observan ésta situación como una violación a su derecho de representación ante la Asamblea Nacional.

La actuación de los diputados opositores no fue, a mi parecer, la más adecuada. Ante una situación irregular como la descrita es lógico que exista descontento y preocupación entre los parlamentarios, pero las vías para canalizar ese disgusto no deben ser la provocación o la alteración de una sesión en el órgano legislativo. En otras palabras, si la intención es protestar de manera seria y organizada existen otras vías que se pudieron tomar en cuenta si hubiera habido estrategia y planificación política, evitando así la adopción de una postura impulsiva que de manera evidente tendría una respuesta de la contraparte.

Por último, debo decir que la riña en la Asamblea Nacional sólo fue un acontecimiento más que nos muestra el nivel perjudicial de polarización al que ha llegado el país. Es necesario buscar nuevas vías de diálogo comprensivo e incluyente orientado a solventar de manera real la problemática de la Asamblea Nacional y que éste se expanda a otros ámbitos de la sociedad.